miércoles, 30 de marzo de 2011

Intervención Stmo. Cristo del Perdón. Huescar



El Santísimo Cristo del Perdón es, una escultura realizada en escayola, de escaso o nulo valor, cuya cartela insertada en el perizoma nos delata (por si alguna duda queda) que es obra del taller de Olot. En su situación diaria, a gran altura, y tras procesionar llevado a hombros por hermanos penitentes, el tiempo y otras adversidades humanas, propias en aquellas imágenes que son manipuladas para procesionar, han deteriorado la pieza hasta mostrarla con lagunas pictóricas, y con mutilaciones en los miembros, especialmente las falanges y los dedos de manos y pies, lo que es aún más grave.




La obra, no presenta ninguna característica que la haga singular. Hablamos como hemos señalado de una imagen hecha mediante un molde, si bien, se inspira el rostro, como es hartamente conocido, en el Santísimo Cristo de Limpias, de gran devoción en nuestro país
Su carácter seriado se reforzaba en la corona de espinas inserta en el mismo material en que se realiza la cabeza del Cristo, en escayola también, lo que imposibilita desprenderla del cráneo.



Como intervención del artista, hay que señalar como desde antiguo, una buena policromía puede adecuar positivamente para la veneración a una escultura de nula o escasa calidad, y éste ha sido el caso.
Hay que señalar como desde antiguo, una buena policromía puede adecuar positivamente para la veneración a una escultura de nula o escasa calidad, y éste ha sido el caso.
Comenzando por el busto del Santísimo Cristo, fue necesario adecuar el volumen de la cabeza, eliminando la artificial corona de espinas que presentaba, para poder colocar, de forma postiza, una corona de espinas más airosa, natural y devota. El artista, con gran acierto, compensó los espacios que quedaron en oquedad para continuar la empresa que se le había asignado.
Continuando con los criterios propios de un buen policromador, el artista repolicromó la obra cuidadosamente, eliminando las irreales policromías verdosas del taller por una policromía carnosa y real, sin olvidar policromar los ojos, realizados con un vidrio y dibujo de escasísima calidad. Para concluir el espacio craneal resolvió el modelado del cabello con integraciones en el mismo material, que adecuó a la base corpórea existente mediante pinceladas sueltas que prolongan la labor pictórica del cabello en el cuerpo de Cristo moribundo.




Continuando el proceso de carnación del cuerpo del Cristo expirante, se reintegraron las falanges y dedos perdidos, hasta completar la totalidad de los mismos, tanto en la mano diestra como en la siniestra, al igual
que en los pies.

El proceso concluye con la policromía rojiza de la sangre y el perizoma, donde con espléndido criterio el artista ha integrado el rojizo tenue de las manchas de sangre con un blanco roto que nos habla de pureza, recordando al lector, que según las revelaciones místicas es la Virgen la que, asistiendo al martirio, se despoja del velo para destapar la desnudez de Cristo.



La sangre, en absoluto artificial, sino artificiosa, recorre el cuerpo con espléndido detallismo, así es posible apreciar gotas de sangre que penden del cuerpo del Señor, realizadas mediante vidrio y policromadas, acentuadas gracias al modelado de las yagas que se ha hecho sobre la base ya existente.



La sangre, en absoluto artificial, sino artificiosa, recorre el cuerpo con espléndido detallismo, así es posible apreciar gotas de sangre que penden del cuerpo del Señor, realizadas mediante vidrio y policromadas, acentuadas gracias al modelado de las yagas que se ha hecho sobre la base ya existente.





                                        Texto de Don Manuel Salvador Sánchez Aparicio.
Licenciado en Historia del Arte y Máster en Profesorado de Eduación Secundaria, Bachillerato, F.P. e Idiomas (Especialidad Ciencias Sociales) por la Universidad de Granada



























miércoles, 23 de marzo de 2011

Virgen de la Salud. Zaragoza




Dolorosa de 72 cm de altura, realizada en terracota policromada al óleo, siguiendo los cánones de la escuela sevillana, de Virgen guapa y tez morena. Los ojos aparecen policromados sobre la misma talla, con pestañas de pelo natural en los párpados superiores y tres lágrimas de cristal sobre las mejillas.